Clases de Yoga


Sesiones de 90 minutos (generalmente), donde se combina el conocimiento más actual de evidencia científica sobre la interacción de los distintos sistemas corporales, con la práctica ancestral de autoconocimiento e investigación interior.


La práctica de asanas, las diferentes posturas psicofisicas, es muy recomendable para fortalecer y recuperar la movilidad fisiológica. Aumentar la interocepción y la propiocepcion corporal, lo que lleva a mejorar la postura en cualquier otra actividad.

Esta práctica es especialmente beneficiosa cuando se combina con la atención en el centro de gravedad y la dirección del cuerpo, con ello permitimos escuchar las sensaciones que ocurren en el presente y salir del discurso rumiante de la mente errante entre el pasado y el futuro.


Las posturas se combinan con prácticas de respiración, ya que son la mejor herramienta para acceder al patrón de actividad cerebral y al sistema nervioso autónomo. El yoga no busca la liberación ni la felicidad, sino eliminar los obstáculos que la impiden, todos asociados al carácter y a una determinada actividad cerebral.


Estas prácticas, junto con cierta disciplina personal (Yama) y social (Niyama) que se presupone como la ética del practicante, se consideran un requisito para lograr con éxito la postura y la actitud meditativa, el escalón superior en el óctuple camino espiritual recopilado por Patanjali.


La meditación es tanto vía espiritual como gimnasia mental, ya que su práctica regular desarrolla la voluntad consciente, es decir, la capacidad de controlar y dirigir nuestros pensamientos y actitudes en la vida.


El Yoga, como filosofía que también es, toma su metafísica de la filosofía Sankhya. Una filosofía que describe el origen de la primera manifestación al menos 100 años antes de los primeros presocraticos. Se trata de una filosofía dualista. Existen dos entes, “purusa” y “prakriti”, que son eternos, universales, no producidos: consciencia y naturaleza, o mejor dicho, la semilla de la naturaleza cuya esencia es el famoso “OM”, o sonido primigenio, algo muy parecido a la singularidad inicial previa al Big Bang. Es activada por la consciencia, que la desequilibra y hace romper la simetría, y al hacerlo activa tres tipos de vibración: el elemento inteligencia, el elemento energía y el elemento masa. Estos elementos componen todos los diferentes objetos de la naturaleza en virtud de su proporción.

Lo asombroso es la similitud con la física teórica. Sin la presencia de la consciencia no hay manifestación, como ocurre con las partículas de materia si no son observadas, o medidas, según afirma la interpretación de Copenhagen de la física cuántica, la aceptada actualmente por la ciencia.

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